Excursión a Veranes
Tengo tanto que contar que no se por donde empezar... bueno, lo pondré en tres artículos distintos (por fascículos, jajaja). Y empezaré por el tema de mayor antigüedad: la excursión del miercoles.
Lo primero que he de decir es que las baldosas están en guerra conmigo. Iba yo todo guapo el miercoles, saliendo de casa con los pantalones limpios y, cuando me siento en la parada del tren veo k tengo una serie de manchas en la parte de abajo del pantalón, en la parte de delante de una pierna y la de atrás de la otra. Deducción: una de las múltiples baldosas que en mi ciudad están sueltas acumuló agua de lluvia y, cuando yo caminaba tranquilamente por la calle, la pisé, desconociendo su secreto, y me manchó. Pues todo el día con esas manchas. Sólo me queda decir una cosa. Señores alcaldes, arreglen las baldosas, por favor.
Dicho esto, paso a narrar la excursión a Veranes. En esa localidad hayaron hace unos años ruinas de época romana que, logicamente, han sido excavadas y ahora han sido abiertas al público en forma de museo. En cuanto al día, bastante malo. Litros de agua caían sobre nuestras cabezas, enbarrando el camino y obligandonos a agolparnos bajo los paraguas, bueno, bajo los tres que había.
Todo empieza sobre las 11 de la mañana, tras quedar en la puerta de la Facultad cojemos el bus, no uno concertado sino el de paradas, y vamos rumbo al museo. Un viaje que se hace algo largo pero que las risas convierten en divertido. Nos apeamos en Veranes, aunque se ha de tener en cuenta que Veranes no es un pueblo, todo lo contrario, sin una serie de casas dispersas por la montaña. Pues eso, estamos quince personas en la parada del bus, al lado de la autopista y bajo un auténtico diluvio.
Comienza el ascenso. Porque el que construyó la villa de Veranes decidió situarla en lo alto de la colina. Es algo lógico por otro lado, ya que había de controlar el ámplio territorio de sus dominios agrícolas, pero para el visitante que sube caminando es un buen paseo cuesta arriba. Y, claro está, la lluvia no cesó en ningún momento.
En el museo nos proyectan primeramente una película introductoria sobre el yacimiento, luego unos paneles informativos sobre los restos hayados y estos expuestos en vitrinas (cabe destacar un par de maquetas de la villa, una en tiempo de Roma y otra durante la Edad Media) y por último la visita directa de los restos arquitectónicos. Claro está, esta última parte es al aire libre y , como podreis suponer, no dejaba de llover sino que cada vez llovia más.
Termina la visita, en media hora hemos visto todo el museo, lo cual permite imaginarse cuán grande es. Y como el bus de vuelta no volvia a pasar hasta dentro de una hora, nos estuvimos un buen rato fuera hablando para hacer tiempo. Una vez perdidos 40 minutos iniciamos el descenso. La lluvia remitía por momentos pero tampoco se podía ir aún sin paraguas. Como es lógico el descenso fue más rápido que la subida y de nuevo volvemos a la parada, en la que me doy cuenta del barro que hay acumulado. Aún habiendo llegado unos cinco minutos antes de la hora a la que esperábamos que pasase el autobus, éste se retrasó algo. Allí estabamos quince personas agolpadas bajo la parada del bus pues, supongo que lo imaginareis, seguía lloviendo.
De nuevo viaje en el bus. Empapados hasta el cuello logramos volver hasta Oviedo. El bus nos dejó relativamente cerca de la facultad, pero quedó lleno de barro; normal tras haber estado unos quince o veinte minutos bajo el agua.
Y esta fue la esperada excursión. De tarde no apetecía ir a clase así que comimos tranquilamente. Además, en arte estamos dando el arte clásico y un par de obras de ese periodo se pueden estudiar bien por apuntes obtenidos de libros.
Lo mejor del día, claramente las risas que pasamos durante todo el día, desde que nos encontramos a las 11 hasta que nos separamos en la estación, los Berrones en el coche de camino a la estación, la invención del argumento de películas, ... demasiadas cosas, sin duda un gran día.
Lo peor, la lluvia y las baldosas, sin duda. Y aún peor cuando actuan en conjunción ambos elementos, jaja
Sobre Veranes hay que decir que es un yacimiento arqueológico muy importante, que representa muchas cosas acerca de la romanización asturiana, que no fuimos una zona poco romana, sino todo lo contrario, aquí se llegaron a asentar grandes comerciante al estilo itálic,o pero también nos muestra la evolución que sufren estas villas con la caida del Imperio, como las invasiones bárbaras o la simple huida de los nobles lleva a estos edificios a ser abandonados o reaprovechados como iglesias (como es el caso de Veranes), graneros, fuente de piedras para otras edificaciones,...
Es por lo tanto un gran yacimiento, pero no tanto como museo, podría ser mejor aprovechado con más elementos interactivos, una exposición más grande, mejores accesos, cafetería, tienda,... pero tal cual está es poco atractivo para el turista. En media hora has visto todo el museo y has tardado más en llegar de lo que estás allí. Tiene una importanca capital a nivel teórico y de estudios históricos, así como un medio para intentar aumentar los gastos públicos destinados a la excavación y consevación de los restos arqueológicos asturianos, que no sólo corresponden al Arte prerrománico y la catedral de Oviedo; también Roma y los Astures residieron en estas tierras y, al menos los primeros, han dejado bastantes muestras de ello.
Pues eso, mañana más.
Un saludo
3 comentarios
drehyta -
wen lo 1º decir ke io no soy mu wena pa esta ksinas jeje ke no toy mu inspirada ke digams...
wen pos ke aunk te knosko desde ace mu pkito me kaes genial^^ ke eres la lexe y ke espero verte x ahy de fiestuka ehh!!jejej ke no kmbies nunk y ke te vaia to ganial!! bsiness!!!!!
Felix -
Ademas, conclusion del dia: pocahontas vivia en asturias y cruzo el oceano grafico gracias al poder de la criptonita( los que no estubieseis en la comida, no intenteis entenderlo)jajajajaj
Lauryna -